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ario era un niño serio, pero muy feliz. Tenía unos papás que lo querían mucho. Lucia, su mamá, limpiaba oficinas y Samuel, su papá, era obrero
Mario tenía pocos amigos que lo querían mucho y les gustaba jugar con él futbol. Una tarde en el parque Mario vio a un niño que llevaba un cachorrito y le dio mucha ternura al ver que jugaba y se divertían mucho.
Al llegar a su casa Mario le platicó a sus papás el suceso y les pregunto que si le podían comprar un cachorrito, prometiendo que él se encargaría de atenderlo. Pero sus papás le dijeron que no, porque no tenían dinero para comprarlo…
Mario triste por lo que le dijeron sus papás y después de quedarse pensando por un rato como le haría les dijo:
-¡ah! Ya sé…porque no toman del dinero que tienen ahorrado…
Su mamá, Lucia, le contesto:
-Tu sabes para que es ese dinero hijo, no quieres que te compre tu prótesis de tu pierna; esa ya te lastima porque esta chica. A lo cual replicó tristemente Miguel – pero mamá, por unas semanas que te tardes más no me va a pasar nada – saliendo al mismo tiempo de la habitación sin insistir más.
Llego el día en que le pusieron su prótesis, y salió a caminar para sentirse cómodo con ella. A lo lejos vio una tienda de mascotas y en ella unos perritos que tenían afuera.
Mario vio muchos cachorritos pero hubo uno en especial que le llamo la atención, porque estaba en un rincón sin jugar como el resto de los cachorritos.
Mario pregunto al dueño de la tienda por ese perrito -¿señor cuanto cuesta ese perrito?- el dueño contesto… -¡ah!, ese te lo regalo-. Pero porque esta triste, le pregunto Mario al señor. El dueño contesto –Lo que pasa es que esta malito de su cadera y no puede caminar bien.
Mario dijo:
-¡oiga señor! ¿Me lo puede vender?
El señor le contesto:
-No, te lo regalo
A lo cual Mario le contesto, al tiempo que se levantaba el pantalón para enseñarle su prótesis al señor de la tienda.
-No señor, este perrito tiene el mismo valor para mi, que todos los demás…
Mario propuso al señor
-Mejor vamos a hacer algo, yo ahorita no tengo dinero, pero cada vez que tenga dinero le voy a venir a abonar hasta que termine de pagárselo…
El señor, al ver al niño lo que le decía y como estaba se quedó sorprendido y apenado porque no hay que juzgar a nadie por como es.
Por fin el día llego en que Mario acabo de pagar por su cachorro. Ese día llego a casa con su gran amigo valiente, nombre que había decido para el cachorro durante el camino de la veterinaria a su casa debido a que juntos saldrían adelante.